Ganadores categoria A
Paralisis del sueño
Una corriente que te recorre el cuerpo
sacándote el más mínimo escalofrío, un cosquilleo en la cabeza que te incomoda,
la incapacidad de poder mover las articulaciones; tu peor pesadilla está por
comenzar.
El frío invernal entra por la ventana y
lentamente la tez de tu cuerpo va adquiriendo cada vez más palidez y lo único
que ilumina la habitación es tu miedo. Han llegado. De repente consigues una
nítida imagen de tres sujetos enigmáticos que se te van acercando inyectando
terror a tu cuerpo. Al principio parece una alucinación, algo nimio. Pero
cuando ya están encima tuya, ya es demasiado tarde, han conseguido lo que
querían. La sangre se te vuelve terror, y tu único recurso es gritar, pero el
miedo te lo impide, así que no queda más que esperar al primer rayo de luz.
PAX, 11 años
❀❀❀
Una rana desobediente
Había una vez una rana
que se llamaba Marco y vivía en un lago con sus padres. Sus padres no le dejaban salir del lago para ir
a explorar el bosque, porque era muy peligroso. Como no podía entrar, le
gustaba imaginar cómo sería el mundo, pero lo que más le gustaba era imaginar
cómo era ese bosque. Un día mientras todos dormían, la intriga le levanto y se adentró
en él. Como no sabía por dónde ir su instinto le guió a una cueva que estaba
camuflada por ramas. Marco pensando que allí podía refugiarse se adentró
sigilosamente. Allí se encontró un monstruo grande como una montaña, con los
dientes amarillos como un limón y la piel tan rugosa como la de un cocodrilo.
Estaba tan aterrado que le pisó la cola y
el monstruo se lo comió y no supimos nada más de Marco.
NACHOSCONQUESO, 11 años
Ganadores categoria B
Todavía no
Cogí el metro, y al salir de la estación me dirigí al lugar de encuentro. El
cielo estaba despejado, el sol brillaba con fuerza y todo parecía ir como de
costumbre. Entonces avisté el jardín botánico y me adentré. Dentro
estaba él, esperándome, bajo la wisteria, de pie, con los ojos
entrecerrados y relajado. Me acerqué cautelosamente, con tranquilidad,
para no romper la paz que reinaba en aquel lugar tan mágico. Pero, al
estar muy cerca el uno del otro, un sentimiento de tristeza me invadió.
Bajé la mirada ladeando la cabeza hacia un lado, el seguía inmóvil. Di un
paso más, y reaccionó, me abrazó con fuerza. Vi como lágrimas caían por
sus mejillas, entonces susurró, “todavía no”.
Desperté confusa, con una tristeza que invadía mi ser, mi móvil sonó,
tenía un mensaje: “espero que tengas un buen día”. Apagué la pantalla,
sonreí dulcemente, cerré los ojos y seguí durmiendo.
VALESKA, 17 años
❀❀❀
Monstruos
Corro.
Corro lo más velozmente que me permiten mis piernas. Como si mi vida dependiese
de ello, porque así es. Noto mi corazón desbocado, a punto de salírseme del
pecho. Los fuertes jadeos que salen constantemente de mi interior. El sudor
frío que me corre por la frente. Siento a mi perseguidor muy próximo y aumento
aún más la velocidad. Giro a la izquierda a la siguiente salida, intentando
distraer a mi perseguidor, y me encuentro un muro de 3 metros enfrente mío. Me
niego a girarme porque sé lo que me espera detrás de mí. Sin escapatoria, sin
opciones, sin salida. Me giro y me encuentro de frente con él. Alto, de ojos
claros, y muy guapo, pero en realidad es un monstruo. Las apariencias engañan.
El último pensamiento que pasa por mi cerebro, antes de que la bala lo
atraviese, es que todos los monstruos son humanos.
MALEC, 16 años
Ganadores categoria C
Sorpresa en Berlín
Desde
mi ventana no se veía la calle
principal. Yo estaba sola en casa. Mis
padres cenaban fuera. Esa noche había mucho ruido no era normal. Pensé que
sería una manifestación pero en Berlín Este estaba prohibido. ¿En serio iban a dejar
que se manifestaran? ¿Se atreverían después de tanto tiempo? Salí a la calle a averiguarlo
y no pude creer lo que vi. Todos caminaban hacia la misma dirección y los pocos
que volvían gritaban “¡es verdad! ¡es verdad!” y se abrazaban llorando. Yo también
lloraba. En efecto, un poquito más allá, el Muro de Berlín acababa de abrirse. En
medio de la multitud me encontré a mi padre y le dije: “Pero Papá cómo es que
no me has avisado?” Y me contestó: “No quería despertarte hija”.
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